lunes, 14 de junio de 2010

Así volvieron a la libertad cuatro militares Colombianos secuestrados


SECUESTRO: La operación Camaleón significó la libertad para el general Luis Mendieta, el coronel Enrique Murillo, el coronel William Donato Gómez y el sargento Arbey Delgado. 
Para las Farc fue el tercer golpe certero en menos de dos años.


Aunque el rescate del general Luis Herlindo Mendieta estaba planificándose desde hace seis meses, hubo un día clave que llevó a que el 13 de junio de 2010 el secuestrado de más alto rango, y tres de sus compañeros en cautiverio, otros dos policías y un militar, pudieran abrazarse a la libertad.

 Ese día clave fue el pasado 11 de marzo, cuando alias ‘Marcos Parrilla’, un guerrillero del frente primero de las Farc se desmovilizó y a cambio ofreció una “valiosa información”. ‘Parrilla’ sabía todo sobre un grupo de secuestrados, al que durante casi 16 meses los venían moviendo en los más profundo de la tupida selva en el departamento del Guaviare, con una frecuencia de entre 8 y 15 días.

La inteligencia del Ejército intentó comprobar la información suministrada por el desmovilizado y al comprobar la certeza y fidelidad de sus datos, puso en marcha la operación ‘Camaleón’, que sin duda pasará a la historia como uno de los tres golpes más contundentes al corazón de las Farc.

Esa información la pudo confirmar, ya en libertad, el propio general Mendieta, pues en sus primeras declaraciones en el aeropuerto militar Catam de Bogotá, reveló que apenas llevaba ocho días en el campamento de donde fueron rescatados por el Ejército.

Y entre de los casi 300 uniformados de las fuerzas especiales del Ejército que hicieron parte de la operación ‘Camaleón’, hubo un oficial clave, que los hoy ex secuestrados lo denominan simplemente como ‘El Capitán’. Este oficial tenía el antecedente de haber jugado un papel determinante en la operación ‘Fénix’, que, según algunas fuentes de las Fuerzas Militares, el primero de marzo de 2008 atacó el campamento que Raúl Reyes tenía en la región ecuatoriana de Sucumbíos, fronteriza con Colombia, y que terminó poner fin a las andanzas del segundo al mando de las Farc.

La recta final de la operación ‘Camaleón’ empezó el 2 de junio. Ese día el grupo especial de las Fuerzas Militares comenzó la recta final que, en las selvas del Guaviare, tenía un propósito, propinar el golpe final antes del 17 de junio, contemplando que el general Mendieta, el coronel Enrique Murillo, el coronel William Donato Gómez y el sargento Arbey Delgado, podrían ser movilizados para otro campamento.

Sin embargo, entre los datos clave suministrados por el desmovilizado ‘Marcos Parrilla’ había uno que podría modificar y alterar los planes. Ese dato indicaba que entre 100 y 120 guerrilleros se encargaban de movilizar a este grupo de secuestrados, pero en realidad, quienes estaban a cargo de la custodia del general Mendieta y sus compañeros era un grupo de siete subversivos, comandado por alias ‘Chucho’, su compañera y otros cinco guerrilleros.

Las operación ‘Camaleón’ tenía un plazo de 15 días, pero apenas completada la primera semana el Ejército tomó la decisión de adelantar el final del ella, al tener plenamente confirmado que los secuestrados tenían la custodia de los siete guerrilleros.

Los miembros del Comando especial, este domingo 13 de junio, habían iniciado una operación helicotransportada en la que desembarcaron a pocos kilómetros del campamento donde estaba Mendieta, y curiosamente a cerca de 20 kilómetros de distancia del lugar donde se llevó a cabo la operación Jaque en junio de 2008, que significó la libertad de Ingrid Betancourt, los tres contratistas norteamericanos, y once miembros de la Policía y el Ejército.

Desde las primeras horas del día, los uniformados se mimetizaron en la selva, a tal punto que no hubo ningún indicio para la guerrilla que les permitiera pensar que el secuestrado de mayor rango que tenían bajo su custodia estaba siendo objeto de un rescate.

Casi al medio día, alias ‘Chucho’ había traído un bizcocho y con su compañera habían preparado un almuerzo. La razón: el coronel Mendieta cumplía 53 años, quizás, hasta ese momento, una de los fechas más amargas de todos estos once que tuvo que pasar en cautiverio. De hecho, era el primero en que no escuchaba el mensaje de su esposa y sus hijos, pues desde 16 meses atrás no tenía “el banquete diario” de oír las voces y la música que le traía la radio. Desde esa época, la guerrilla les había quitados los radios.

Fue en ese momento, cuando estaban en el almuerzo, cuando, según el relato del general Mendieta, comenzaron los disparos:

“Comenzaron los disparos, comenzaron las granadas. Teníamos programado cómo salir. Yo, me boto al piso. El Comando Operativo que ingresa lo hace con tal precisión que durante 20 minutos sostiene la línea de fuego. 20 minutos de fuego permanente. Ante esa cantidad de disparos ellos (los guerrilleros) inmediatamente se abren. A pesar de la cantidad de fuego, nosotros seguimos ahí. Pero luego cada uno de nosotros coge un rumbo diferente y por eso los cuatro salimos en diferente sentido. Los seis guerrilleros más el cabecilla y su compañera salen corriendo para diferentes sitios. Ya penetra la fuerza del ejército y solo tuve contacto con ellos hasta cuando vi a un uniformado con casco”.

El breve relato del general Mendieta describe algunos detalles de la fase final del operativo. El sargento Delgado dijo, además, que la guerrilla “salió corriendo” apenas sintió la presencia del Ejército, y dejaron “fusiles y todos los equipos de comunicación”.

Pero la operación tuvo que extenderse hasta las primeras horas de este lunes 14 de junio. La razón, el coronel William Donato Gómez, en medio de la operación, permanecía perdido en la manigua, y faltaba que el Ejército lo recuperara.

“Ayer (el domingo) en medio de la operación yo salgo corriendo –relató Donato-. No me podía dejar matar y cuando yo salgo me encuentro con uno de los guerrilleros que se puso en mi persecución tratando de matarme. Lo más obvio fue internarme selva adentro. Toda la noche duré escondido”.

Este lunes el Ejército emprendió la búsqueda final de Donato. Con motosierras intentaban perforar las entrañas de la selva y con luces de bengala hicieron lo propio para orientar al coronel.

Pero según Donato, nunca vio las luces, pero el sonido de las motosierras fue el que terminó por marcarle el camino a la libertad.

Donato calificó la operación como un “rescate transparente y brillante”. “Si alguna vez dije que la operación jaque podría compararse con un cuadro de da Vinci o de Picasso, no sé con qué voy a comparar esta operación tan limpia y tan transparente”.

Fuente:Revista Semana de Colombia.

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